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Sobredosis de Oud

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Esta semana se ha conocido cual es la mejor fragancia del año nicho según el premio FiFi en categoría Indie. Dejando atrás Cuirelle de Romón Monegal, No. 30 Eau D'Hiver de Le Cherche Midi, Rima XI de Carner Barcelona y Terrasse á St-Germain de Jul et Mad, el ganador ha sido Amber Oud de By Kilian, el último tomo de la serie de fragancias bajo el título de Arabian Nights que la casa francesa ha dedicado a la madera de Agar, Agarwood o Oud, como se le quiera llamar. La colección la completan Pure Oud (2009), Rose Oud (2010) y Incense Oud (2011) todas excelentes y con una intensidad espléndida. Ahora, en precio tampoco se quedan atrás: 295€ el frasco de 50ml, con la curiosidad de que el frasco es recargabre y que la siguiente recarga de 50ml son 125€.

Uno de los Ouds que más me maravilla es el de mi añorada Mona di Orio. Oscura y chispeante, fina, exquisita, de una calidad que se hace palpable para la pituitaria. 375€ el frasco de 100ml, ahí es nada también. Una vez me contó el embajador de las fragancias de Mona di Orio en España que cuando le preguntó si el precio no era algo exagerado, Mona le contestó "¿Sabes lo que cuesta una buena esencia de Oud?". Y si las materias son caras, el producto tiene que serlo.

Pero por muy caro que sea, la tendencia está clara: el Oud está de moda. Ahora mismo en esto de los perfumes el mercado árabe tira mucho, se gastan dinerales en ir bien perfumados y a ellos les gusta el Oud. Lo que para nosotros es un olor intenso, que nos pondríamos en sitios estratégicos dando leves toques, para ellos es algo parecido a la colonia de toda la vida y se deben de perfumar de arriba abajo. Y como ellos son los que demandan, la oferta se está agrandando a niveles algo cansinos ya. Si fuéramos matemáticos o estadísticos diríamos que es normal que la mejor fragancia del año haya sido una de Oud, porque en los últimos años casi todas las casas han sacado alguna.


Por si hay algún escéptico en la sala:

Una de las primeras marcas fue Montale, allá por 2007 sacó la primera fragancia, Original Aoud. A posteriori ha habido otros casi 30 lanzamientos con Oud-es de muy diferente carácter. Boadicea the Victorious también tiene una colección de ocho fragancias bajo el nombre de Agarwood Collection. Le Labo le puso el número 27 a su Oud, haciéndola aún más amaderada con el patchouly, el cedro y el vetiver. Tom Ford lo hizo para su colección privada seguramente debido al precio, Oud Wood, con vainilla y cardamomo. Las versiones más frescas podrían ser las de Jo Malone con sus Oud & Bergamote y Velvet Rose & Oud. El de M. Micallef es una de las más dulces, bajo el simple nombre de Aoud y con notas de miel y canela. Juliette has a Gun llevó su rosa hasta lo más oscuro de la medianoche en Midnight Oud. L'Artisan Parfumer nos trasladó a los bazares árabes con su Al Oudh añadiéndole el olor a comino y dátiles. Casas como SoOud lo llevan como referencia ya desde el nombre. El Royal Oud de Creed, creada por la sexta generación de perfumistas de la marca. The Different Company directamente sacó dos, Oud Shamash y Oud for Love, la primera con artemisia y ron y la segunda con bálsamo de Tolu y clavo, las dos de Bertrand Duchaufour. Byredo por su parte también se animó con otros dos, Accord Oud, cuero y moras, y Oud Immortel, limoncello y patchouly. Francis Kurkdjian se desmarcó de su carácter fresco y universal creando un Oud acompañado por el azafrán y el patchouly. Como parte de las nuevas colecciones de Robert Piguet tenemos un Oud con mirra bastante austero. Acqua di Parma versionó su colonia intensa añadiéndole oud y poniéndole el original nombre de Colonia Intensa Oud Eau de Cologne. Los de Bond No. 9 nos dicen que los Harrods huelen a Oud y Patcholy en la fragancia homónima. Y hasta los playeros Comptoir Sud Pacifique se han subido a la ola con un caramelizado Aoud de Nuit.

Por supuesto no me olvido de mi querido Agar Musk de Ramón Monegal del que os hablé en la entrada anterior. Que sin duda es mi almizcle y mi oud, creando una combinación perfecta.

Supongo que ahora entenderéis por qué he catalogado la oferta en un nivel algo cansino. Más que nada porque cuando ves que una casa saca una nueva fragancia de oud, lo último que te produce es intriga.

Pero bueno, no dejemos que el aburrimiento nos impida disfrutar de algunas maravillas, que hay Ouds que son simplemente espectaculares.


Besos!

Creatividad ante todo

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Cuando empecé a conocer todo este mundo de los perfumes nicho, entre muchas y muchas otras cosas, me fascinó encontrar olores tan originales, diferentes a todo lo que había olido hasta entonces en la perfumería comercial. Me cautivó la idea de crear el perfume como otra manera más de producir arte, con muy distintas inspiraciones, y dando más importancia a la creatividad del perfumista que al público que estuviera dirigida. De esta manera es como se crean olores realmente personales, que puede que no le gusten al 99% del público, pero para ese 1% será el olor que le haga sentir de lo más especial.

Casi todas las marcas nicho se dejan regir por sus impulsos creativos, pero si hay una casa que que lo hace al dedillo esa es Etat Libre d'Orange. La marca francesa fue creada en 2006, año denominado por ellos como el Año Cero de la Perfumería, bajo un ideal de independencia y creatividad. Y sinceramente, igual que otras han ido comercializándose poco a poco, estos siguen a lo suyo, haciendo perfumes sin importar mucho la opinión de la gente, y hoy en día eso es una gran virtud.

Es una casa original, diferente, con un sello personal capaz de divertir a los más expertos en perfumería y de escandalizar a los que se quedan encantados con cualquier cosa que aparece en la estantería de novedades comerciales. La casa creada por Etienne de Swardt se salta cualquier norma impuesta sobre lo que debería ser un perfume, crean para sorprendernos, para no dejar indiferente a nadie, con combinaciones olfativas imposibles que muchas veces rozan la genialidad. Fiel reflejo de ésta filosofía son las dos musas con las que han trabajado hasta ahora, nada de Keira Knightleys ni Natalie Portmans, ni más ni menos que Rossy de Palma y Tilda Swinton (aquí).

Después de esta introducción seguro que os estaréis preguntando cuales serán esos olores tan rompedores, pues empecemos por algunos de los iconos de la casa. Encens et Bubblegum sería un buen ejemplo, un perfume que huele a incienso y chicle, literal, sin trampa ni cartón. Perfectamente podría estar inspirada en aquel videoclip del Like a Prayer de Madonna, a mí siempre me viene a la cabeza la reina del pop haciendo unos globitos con un chicle rosa mientras reza rodeada de velas y cruces en llamas. Jasmin et Cigarette también es justo lo que su nombre indica, jazmín y tabaco, no el de la planta sino del que está listo para fumar. Pero puede que el más rompedor y archiconocido sea Secretions Magnifiques, un perfume con un marcado olor metálico que quiere emular los distintos fluidos corporales que segregamos, o mejor dicho segregan los hombres.


Aunque no todo son olores tan excéntricos, también hay fragancias más fáciles de usar. Rien, puede que sea la joya de la corona objetivamente hablando. Cuero, incienso, aldehídos, patchouly, alcaravea, styrax, pimienta negra... complejo e intenso, es una de esas fragancias que me da pena no sentirme cómoda con ella. En la misma línea está Nombril Immense, un patchouly balsámico acompañado por el opoponax. Putain des Palaces es el irreverente nombre de una genial fragancia empolvada que combina violeta y rosa con cuero y ámbar, absolutamente espectacular. Tom of Finland en cambio es un perfume amaderado con toques de vainilla y haba tonka inspirado en Touko Laaksonen, dibujante e icono gay del siglo pasado. Por su parte, Divin`Enfant es un olor infantil con toques maduros que contrarresta el olor a gominola y azahar con tabaco y cuero.

Como habréis podido comprobar la originalidad también esta presente en los nombres, Antiheros, Delicious Closet Queen, Don't Get Me Wrong Baby, Je Suis Un Homme, Vierges et Toreros o Vraie Blonde podrían ser otros ejemplos.

La mayoría de los perfumes que he citado hasta ahora son los de sus inicios, con los que dieron carácter a la marca, pero los últimos años tampoco se han quedado atrás y han conseguido seguir la misma línea sin caer en el aburrimiento. Por ejemplo, el 2011 sacaron Archives 69, con olor a pimienta rosa, ciruela, alcanfor y orquídea, en homenaje a su boutique que está en la dirección que da nombre a la creación. En 2012 fue totalmente fructífero también con 4 lanzamientos: Bijou Romantine, con benjuí, vainilla, pimienta rosa, iris e ylang ylang; Dangerous Complicity, con sándalo, ron, madera de Cachemira, osmanthus, jazmín...; Filts de Dieu du riz et des agrumes, con lima, hojas de Shiso, coco, jengibre, cardamomo, cilantro, canela...; y Malaise of 1970's, con notas cítricas, pimienta negra, patchouly, ámbar y cuero.

Esta productividad viene dada en gran parte por el amplio cartel de perfumistas con los que trabajan, que también ayuda a la hora de tener perfumes tan diferentes unos de otros.

Pero por otra parte, a mí me gusta pensar que se debe al hecho de que no se pongan ningún tipo de filtro y que crean que cualquier idea es digna de llevarse a cabo. Que la perfumería es arte y hay que apreciarla como otra manera más de expresión. Y sobre todo, que hay que ser valiente para salirse de la norma impuesta aunque eso nos convierta en la oveja negra del rebaño.

"Le Parfum est mort, vive le Parfum!"


Besos!


Dries Van Noten par Frederic Malle

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¿Qué ideas Frederic? Esto es lo primero que me vino a la cabeza en cuanto escuché la noticia. Hacía tiempo que estábamos a la espera de lo nuevo de Frederic Malle, sabíamos que faltaba poco, pero no esperábamos nada así.

He tenido que hurgar en el archivo del blog para saber cuándo salió la noticia de aquel fallado Mugghetone, 8 de febrero de 2012, justo hace un año. Detrás de aquel poco glamouroso nombre se escondía el definitivo homenaje al muguet, a Serge Heftler-Louiche y a Roudnitska. Serge Hettler-Louiche fue el abuelo de Malle y creador de la sección de fragancias de Dior. Bajo su tutela el gran Edmond Roudnitska en 1956 confeccionó la más icónica de las fragancias dedicadas al muguet (flor nacional francesa), Diorissimo. La que fue uno de los perfumes más emblemáticos de la maison francesa, ha ido perdiendo charme a base de reformulaciones y ya no tiene el esplendor que tenía y que merecería. Esto se iba a arreglar con Mugghetone, iba a ser el merecido homenaje a Diorissimo.

Pero al final, ni Mugghetone, ni muguet, ni homenaje a nadie. Un año más tarde las noticias fueron totalmente diferentes.

A mediados de enero se daba a conocer, el 15 de febrero saldría el nuevo perfume de Editions de Parfums Frederic Malle. Esperada como la que más, después de que la última creación bajo las directrices de Malle hubiera sido Portrait of a Lady allá por otoño del 2010, muy pocas casas se toman la molestia de trabajar dos años y medio en la siguiente fragancia. Pero al tiempo que iba conociendo los detalles, un desasosiego se apoderaba de mí. El nuevo lanzamiento iba a ser la primera de las colaboraciones con grandes diseñadores, concretamente con Dries Van Noten. No es que me desagradara la idea, es que no me parecía que Frederic Malle tuviera que inventar algún procedimiento nuevo dado que sus creaciones funcionaban a las mil maravillas hasta ahora. Pero bueno, puedo entender que en esta vida uno se aburre y que necesita metas y emociones nuevas.

Pero, y ahora empiezan los peros, pensándolo bien si Frederic Malle es Frederic Malle, es porque sus fragancias se creaban en una libertad absoluta de idea, presupuesto y tiempo. Viendo lo que han tardado en lanzar algo nuevo está claro que no ha habido prisas en el proceso, tampoco creo que hayan escatimado en gastos en cuanto a la producción, pero si la fragancia que se va a crear tiene que ir en concordancia con el estilo de un diseñador, ya le estás cortando las alas a la creatividad del perfumista, que es justo romper uno de los mantras de Malle.


Comprenderéis que el miedo se apoderara de mí, la casa de perfumes que siempre he señalado como referente o ideal, podría perder ese estatus de perfecto. Aún y todo se veía algo de luz al final del túnel, la nueva creación iba a ser el primero en 20 años en contar sándalo de la India sostenible, una vez más el señor Malle demostraba que no se anda con chiquitas. Al sándalo le iban a acompañar notas como cidro, madera de Guaiac, madera de Cachemira, haba tonca, vainilla, azafrán, jazmín y almizcle, creando una composición amaderada y empolvada. Había esperanza.

Quedaba otro detalle por pulir: el perfumista, el alma máter de los perfumes de Malle. ¿Sería Ropion como las dos últimas veces? Ojalá fuera Ropion pensaba yo, Ropion siempre es sinónimo de dejarte cómo mínimo, la boca medio abierta. O con tanta madera también podría ser Ellena... o Roucel... o la vuelta a la formulación de mi adorado Bourdon... Pero para mi gran sorpresa no era ninguno de los habituales en el plantel del Malle, el elegido era Bruno Jovanovic.

Mi primer pensamiento: ¿y éste quién es? Para estos casos la solución siempre está en Fragrantica. Ahí descubrí que Jovanovic ha estado bastante ocupado los últimos años: Liquid Karl de Karl Lagerfeld, CKIn2U for her y for him de Calvin Klein, Idole d'Armani, Lady Million de Paco Rabanne... podrían ser sus creaciones más conocidas. A ver si me explico correctamente. No quiero desmerecer al chico, todos los perfumistas empiezan haciendo "el trabajo sucio" para las grandes marcas, pero digamos que su curriculum no me emociona lo suficiente como para llevar a cabo un perfume de la casa Frederic Malle. Por lo que mis expectativas bajaron otra vez en picado.

Sólo quedaba oler la fragancia.

Y lo he hecho. Hoy. Por fin. Con el lujo añadido de que ha sido una persona de la propia casa de perfumes el que me ha dado todas las explicaciones que quería oír. Y como suponía, el señor Malle no da puntada sin hilo y lo de las colaboraciones con famosos no es que se haya pasado al lado oscuro.

Frederic Malle y Dries Van Noten se conocieron allá por el año 2000, cuando Malle acababa de lanzar su marca, un amigo en común llevó a Van Noten a la tienda de Malle. El diseñador quedó cautivado por las nuevas fragancias y Malle encantado de conocer a alguien que entendía el mundo de la moda de la misma manera que el entiende el mundo de los perfumes. Aquel primer contacto dio paso a una amistad que se ha visto culminada en esta colaboración.

Dries Van Noten y Frederic Malle en la oficina de trabajo del primero (Fuente)

En el perfume se ha querido reflejar todo el carácter Van Noten, no sólo el estilo de su ropa. El diseñador suele poner especial cuidado a la hora de elegir la ubicación de sus boutiques, las que luego decora con sumo mimo más como si fueran acogedores apartamentos que meras tiendas de ropa. Incluso la oficina donde trabaja parece una extensión de su casa.

Por eso el olor que querían conseguir era algo sofisticado y lujoso pero a la vez cálido y cercano. Y doy fe de que lo han conseguido.

Tal y como se anunciaba, el sándalo es el amo y señor de la fragancia. Las notas cítricas iniciales y los toques de jazmín pasan a ser meramente anecdóticos porque el perfume huele a maderas, dulces y especiadas, pero maderas al fin y al cabo. La sequedad del sándalo se vuelve jugosa gracias a una vainilla nada apabullante, chispeada por la nuez moscada y el azafrán. Dries Van Noten par Frederic Malle es bufanda olfativa, un perfume egoísta, para disfrutarlo uno mismo, sin necesidad de alabanzas ajenas. Es uno de esos olores que te hacen sentir cómoda desde el primer momento, porque huele a algo conocido que no sabes descifrar, a algo que te hace sentir que juegas en casa.

El trabajo de Bruno Jovanovic no me ha decepcionado, de echo me ha sorprendido lo mucho que me ha gustado. Puede que no sea tan rompedora como alguna de las otras creaciones de Malle, pero consigue ser diferente dentro del a veces tan manido abanico de fragancias amaderadas.

Como curiosidad, decir que el diseño de la etiqueta de los frascos es el mismo de la etiqueta de la ropa de Van Noten y que aunque el nombre de Jovanovic no aparezca en ella como es habitual en las demás fragancias de la marca, en la caja el perfumista tiene el protagonismo que se merece.

En definitiva, que ya tengo curiosidad por saber cual será la siguiente fragancia de esta nueva línea. Las colaboraciones se harán no sólo con diseñadores de moda, sino con personas con las que Malle siente una especial conexión. Ahora ha sido un diseñador de moda pero en un futuro puede ser un arquitecto o una actriz francesa muy icónica que hasta escribió el prólogo en el libro de las ilustraciones a los perfumes de Frederic Malle. La otra línea seguirá su ritmo y parece ser que habrá nueva creación mucho antes de lo que esperábamos. Puede que en otoño por fin vea la luz ese triple homenaje del que se hablaba el año pasado. O puede que sea algo totalmente diferente. Expectantes estaremos.


Besos!

...and the Oscar goes to...

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El post sobre los Oscars me da más pereza que nunca. Menuda sosez de alfombra roja. Pero para una vez al año que me todo la libertad de criticar los modelitos varios, no voy a perder la costumbre, o sea que allá voy.



Adele de Jenny Packham


No sé qué decir. Y creo que me va a pasar lo mismo con muchos vestidos. Adele en su línea, mal no, pero mejor también podría ir. Chica ponle un poco de color a la vida que pareces la viuda negra. Aún y todo enhorabuena por el Oscar, desde la primera vez que escuché la canción sabía que llegaría este momento.

Perfume: Cornubia de Penhaligon's. Un perfume british con olor a azahar, heliotropo, jazmín y ámbar.



Amanda Seyfried de Alexander McQueen


Seguro que el vestido de cerca luce más pero así visto en foto... pues como cualquier otro. Ay Amanda con los McQueens que te he solido ver llevar y te dejas el más soso para la gran gala... en fin.

Perfume: Opardu de Puredistance. Flores blancas en todo su esplendor. 



Sally Field de Valentino


No sé cuantos años tendrá Sally pero teniendo en cuenta que ya hacía de madre en Mrs. Doubfire, unos cuantos sí y muy bien llevados. No es nuestra queen Helen Mirren pero una de las mejores de la noche sin duda.

Perfume: Rose Poivrée de The Different Company, la rosa empolvada.



Catherine Zeta-Jones de Zuhair Murad


Creo que lo peor de esta gala ha sido que unas tanto y otras tan poco. De los dorados y brilli-brilis estamos ya un poco saturados, porque ya no es un dejavú constante, es un auténtico aburrimiento. Por lo menos la noche le sirvió a Catherine para mostrarnos que los retoques en la cara le han quedado muy bien.

Perfume: Dolce & Gabbana The One. Me aburre. 



Emmanuelle Riva de Lanvin


La mejor de la noche sin duda alguna. Estrenando los 86 y dando lecciones de estilo a las jovenzuelas. 

Perfume: Chanel Nº5, como una auténtica señora.



Jessica Chastain de Armani Prive


Jessica fue a lo seguro, no se atrevió a arriesgar. Pues muy mal, quien no arriesga no gana. Esta claro que fea no está, con lo guapísima que es, es casi imposible, pero como que me deja igual.

Perfume: Sublime Vanille de Creed Royal Exclusives



Amy Adams de Oscar de la Renta


El mismo rollo princesita de todos los años, pero a mí me gusta. Noches como ésta son las que una se tiene que vestir de princesa que lo de la silueta recta es lo más aburrido que hay. Por cierto, ¿no le cogéis un cierto parecido a un Galliano que lució Charlize Theron hace unos años? Ahí lo dejo.

Perfume: Inlé de Memo, floral acuático.



Anne Hathaway de Prada


Hablando de siluetas rectas... ay chica qué aburrimiento y si además dice que el vestido lo escogió tres horas antes de la ceremonia... pues peor me lo pones. Dónde se habrán quedado aquellos Valentino vintage como el de la Roberts cuando una sabía que era seguro que iba a recoger el premio... Esto ya no es lo que era. 

Perfume: Rose Noir de Byredo, que parece que le gusta mucho y a ver si con los toques amaderados contrarrestamos tanto pastel.



Jennifer Lawrence de Dior


Me declaro fan de Jennifer. En mi quiniela de los Oscar particular (aquí) ya la puse como ganadora porque realmente me cautivó con su interpretación en El lado bueno de las cosas. Y después de ver su vídeo cuando Jack Nicholson va a saludarle (aquí)... muy muy fan de ella. Respecto al vestido, yo no me lo pondría pero a ella le queda genial. Además, al recoger el premio (con caída incluida) la parte de atrás luce que da gusto.

Pefume: Grand Neroli de Atelier Cologne, un azahar fresco y reluciente.



Helen Hunt de H&M


Qué pasa Hellen, ¿a ti nadie te ha avisado que la mayoría de las telas de H&M tienen un planchado muy difícil? Se nota que no te mueves tanto por el low cost como deberías. 

Perfume: uno de Zara, para variar.



Kristen Stewart de Reem Acra


Con lo mona que de repente ibas cuando estabas medio depresiva porque le habías puesto los cuernos al noviete... con un poco de color en la cara y todo... Y va y vuelves al modo pelajos ON. Por cierto, el vestido tampoco hay por dónde pillarlo.

Perfume: Musk de Etro, limpio y algo soso.



Jane Fonda de Versace


Otra que viene a dar un par de lecciones a las jovenzuelas. Que la que no arriesga no gana, se puede decir más alto pero no más claro. Chapeau para Jane.

Perfume: Lemon Sorbet de Etro. 



Olivia Munn de Marchesa


Todavía no sé si me gusta o me horroriza. Por lo menos le echó un par eligiendo qué ponerse, por lo que por mí bien. 

Perfume: Estoy en dudas.



Samantha Barks de Valentino


Samantha me cae muy bien también, su On my own en Los Miserables me encantó, de hecho es de las únicas que ficharon por lo bien que lo hacía y no por ser una cara famosa (interpretaba a Eponine también en el musical en Londres). Me gusta también cómo utiliza la sencillez para sacarse el máximo partido, pero Samantha es capaz de lucir mucho mejor y después de ver estas imágenes, no sé si le perdonaré que esta vez no me haya dejado con la boca abierta.

Perfume: Iperborea de Lorenzo Villoresi. Mughet, almizcle y notas verdes.



Sandra Bullock de Elie Saab


Cuando Sandra Bullock es una de las mejores de la noche, es que mal vamos. Y eso que estos últimos años está ganando mi confianza por mucho que se empeñe en llevar esa melena de tengo una GHD en casa. 

Perfume: DZing! de L'Artisan Parfumeur. Cuero, maderas y almizcle.



Zoe Saldana de Alexis Mabille


A Zoe también hay que concederle el merito de que intenta marcar un estilo propio en la alfombra roja, pero sintiéndolo mucho por ese cinturón no paso. Sería capaz de obviar todo lo demás pero eso no. 

Perfume: Violettes Divines Parfums Berdoues, un ramito de violetas.



Halle Berry de Marchesa


Hombre, el vestido no me gusta nada, pero teniendo en cuenta las telas que es capaz de enfundarse nuestra Halle, como que se lo permito y hasta le aplaudo la elección. Lo que decíamos antes, unas tanto y otras tan poco.

Perfume: Ambre Sultan de Serge Lutens, ámbar resinoso.



Jennifer Aniston de Valentino


Otra que aburre. El vestido no me disgusta, pero ¿ese pelo? Cari todo el mundo sabe que tienes unas orejas algo feas pero da igual, te queremos tal y como eres y tú también deberías de hacerlo. Con un simple moño bajo ganarías enteros.

Perfume: ¿Valentina?



Jennifer Hudson de Roberto Cavalli


Se ha pasado de la raya. En esas extensiones y en esa necesidad de enseñar a todas horas el tipín que se le ha quedado después de quitarse los tropecientosmil quilos que se quitó. Le alabo el mérito pero ya tendría que saber que los excesos nunca son buenos.

Perfume: Lady Million VIP Sexy Summer (seguro que existe).



Kerry Washington de Miu Miu


La verdad que no sé, me deja algo fría, como muy sin más ¿no?

Perfume: Un Matin d'Orange de Annick Goutal. Gardenia con toques de naranja dulce.



Nicole Kidman de L'Wren Scott


Uno de los horrores de la noche, la mezcla perfecta entre Barbie Sirenita y la mismísima Úrsula. Miedo da un rato. Al loro con los remolinos dorados... 

Perfume: Bajo el mar no necesita gran cosa. 



Reese Witherspoon de Louis Vuitton


Me aburre.

Perfume: Me niego.



Salma Hayek de Alexander McQueen


Sin que sirva de precedente, me gusta cómo va. Le cambiaría el tipo de moño pero teniendo en cuenta las curvas que se suele gastar... Bien Salma, vamos aprendiendo.

Perfume: Flor y Carto de Arquiste, nardo mexicano en todo su poderío.



Pareja perfecta Nº1: Jennifer Gadner & Ben Affleck


Yo creo que Ben Affleck se volvió creyente el día que le vino la iluminación de que debía de dejar a JLo por la Gadner. Desde entonces seguro que da las gracias todas las noches al que esté ahí arriba.

Perfumes: Ten Nine para ella y Katana para él, las dos de Atelier Flou



Pareja perfecta Nº2: Liev Schreiber y Naomi Watts


Hola Naomi, una cosa ¿dónde se encuentran maridacos así? En el banner tienes mi email o si lo prefieres puedes dejar un comentario en esta entrada. Gracias.

Perfumes: Vetiver Extraordinarie para él y Lys Méditerranée para ella, las dos de Frederic Malle.



Saco dos ideas en claro de esta gala de los Oscar. La primera es que las celebrities de hoy en día tienen demasiado acto social durante el año para lucir palmito. Y la segunda, que un día de estos las pálidas vamos a dominar el mundo. 


Besos!

Arquiste

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La semana pasada tuve el honor de ser elegida para ser la primera entrevistada en la página web de la marca Puredistance (podéis leer la entrevista aquí, aviso, en inglés). Una de las preguntas era sobre mi opinión acerca de cómo veo la evolución que está teniendo el mercado de los perfumes nicho, a lo que yo respondía que es hora de ser un consumidor inteligente. En los últimos años, el mercado nicho está inmerso en una auténtica revolución, nuevas marcas aparecen como setas por todos los lados y al igual que con la perfumería comercial, toca refinar nuestro criterio hasta el infinito y para que no nos metan gato por liebre. Porque seamos sinceros, no todo lo que hoy en día se presenta como nicho tiene la calidad suficiente en mi opinión de llevar tan distinguido título.

Una de las ilusiones que llevé a mi periplo estadounidense, fue la intención de oler nuevas cosas que aún no habían llegado aquí. Algunas marcas las llevé apuntadas de antemano, otras esperaba encontrarlas en el camino.

Al final olí menos de lo esperado. Una vez allí lo que menos me interesaba era andar como loca buscando perfumerías escondidas, necesitaba una desconexión veraniega y lo trabajé concienzudamente. Tengo que reconocer que el entorno ayudaba a ello. Pero en los días que pasé en Chicago no pude evitar pasar por Barneys. La tienda de lujo multimarca tiene uno de los mejores espacios nicho de todo EEUU y además me sorprendió gratamente que el hombre que estaba de dependiente supiera de lo que hablaba. Entre las marcas que encontré tampoco había grandes sorpresas. En el primer post de la temporada os hablé de las novedades de DelRae que pude oler (aquí) y lo mucho que me gustaron,  pero aún y todo volví con la certeza de que aunque la perfumería americana está innovando mucho los últimos años, todavía le queda un largo camino que recorrer para llegar a la altura de la Europea. Sólo hubo una marca americana, de la que aún no había oído hablar que quedó grabada de mi mente o en mi pituitaria: Arquiste.


La casa fue fundada en 2011 por Carlos Huber en Nueva York y siendo él un arquitecto especializado en restauraciones históricas, sus perfumes también tienen la habilidad de hacernos viajar en el tiempo.

Mentiría si dijera que las fragancias son algo inusual, totalmente originales y novedosas. No es eso. El arma de Arquiste para atraparme fue la intensidad de sus fragancias, la fuerza, esa certeza de no querer esconder el alma clásica de la marca, porque el hecho de que unos olores sean clásicos y reconocibles, no les quita el mérito de ser buenas fragancias.

Rodrigo Flores-Roux y Yann Vanier son los perfumistas encargados de transportarnos a esos momentos históricos elegidos. Especial mención merece el segundo, creador también de las tres últimas creaciones de DelRae mencionadas arriba y uno de los perfumistas principales de la genial casa francesa Divine (aquí).

Pero volvamos a Arquiste y sus viajes:


Aleksandr 
(Enero de 1837, San Petersburgo, Rusia)
"En una fría tarde de invierno, un vehemente caballero termina su toilette de olor a neroli y violeta. Desciende sus puños y se viste con un pesado abrigo de piel y unas pulidas botas de cuero. A medida que se va con su trineo, el olor amaderado del abeto llena el aire. Más allá de los árboles cargados de nieve, en un claro bañado por una luz ambarina, un duelo fatal le espera." Hoja de violeta, cuero, neroli y abeto.

Anima Dulcis 
(Noviembre de 1695, Ciudad de México)
"El aroma de las especias exóticas flota a lo largo de los pasillos del Real Convento de Jesús María, donde un grupo de monjas prepara una barroca receta de infusión de cacao con una gran variedad de chiles. Después de siglos de oscuridad, los secretos del convento están expuestos en una rica experiencia para los sentidos." Canela, cacao, vainilla y pimentón dulce.

Fleur de Louis
(Junio de 1660, Isla de los Faisanes, entre Irún y Hendaya, País Vasco)
"Para que haya paz entre ellos, dos cortes reales convergen en una suntuosa habitación construida con pino recién cortado y madera de cedro. Del lado francés, en un aura dorado de iris, rosa y jazmín, emerge un joven Luis XIV, todo almidonado y compuesto, deseoso de echar un vistazo a su nueva esposa, la infanta María Teresa." Azahar, iris, jazmín, raíz de Florencia, rosa, pino y cedro.


Infanta en Flor
(Junio de 1660, Isla de los Faisanes, entre Irún y Hendaya, País Vasco)
"María Teresa, infanta de España, es ofrecida a Luis XIV a cambio de paz entre dos naciones. Inocentemente perfumada con agua de azahar, su tez apolvada se ruboriza cuando el galante rey pone sus ojos en ella por primera vez. Ella abre su abanico perfumado y roba una mirada antes de mirar atrás". Azahar, flor inmortal, ládano y cuero.

Flor y Canto
(Agosto de 1400, Tenochtitlan, México)
"El festival más fragante del calendario azteca, el ritmo de los tambores palpita de la misma manera que la gran cantidad de flores que se ofrecen en los altares del templo. Nubes de copal actúan como telón de fondo para el aliento embriagador del nardo, la magnolia y el intenso aroma amarillo de la caléndula sagrada,  cempoalxochitl." Nardo, magnolia, plumeria y tagetes.

L'Etrog
(Octubre de 1175, Calabria, Italia)
"En la Calabria medieval, una familia se reúne para celebrar una buena cosecha. Dentro de una cabaña construida con hojas de palma y otras ramas leñosas, una aromática recompensa es presentada. El cítrico aroma de la cidra Etrog, una especialidad regional, ilumina el aire mientras la mirra abraza y el suculento dátil envuelve de dulce calidez la noche mediterránea." Cidra, dátil, mirra, hojas de palma, vetiver y notas amaderadas. 

Boutonniere no. 7
(Mayo de 1899, en el vestíbulo de la Opera-Comique, París, Francia)
"Durante el intermedio de la ópera, un grupo de siete jóvenes se reúne en el gran vestíbulo en busca de nuevos flirteos. El champán fluye de la misma manera que coquetas mujeres que se acercan a inhalar el fresco aroma de las gardenias en los ojales, mezclado con la base de bergamota y lavanda de las colonias que llevan. Valientemente aferradas a sus solapas, pronto serán sacrificadas por un apasionado abrazo." Gardenia, lavanda, petit grain, vetiver, musgo de roble y gineta.



Muchas veces no hace falta más que una bonita inspiración y unas buenas materias primas para hacer fragancias que valgan la pena. No parece tan difícil pero tal y como decía al principio no suele ser oro todo lo que reluce. Por suerte, aún existen nuevas marcas que mantienen la exquisitez de lo que sería una denominación de origen nicho. Nosotros por nuestra parte, seguiremos buscándolas a conciencia y disfrutando de sus geniales aromas.


Besos!


Un olor de vaciones

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Sin darme cuenta tengo un perfume de vacaciones. Un olor, que consigue transportarme a momentos en los que estaba feliz y relajada. Escribir el verbo en pasado no quiere decir que ahora no lo esté, pero había que dejar claro que ya estoy de vuelta en casa, y aunque aquí la semana de Pascua siga siendo festiva, nunca consigues desconectar tanto como cuando vas fuera con sólo un par de libros bajo el brazo.

Al menos, para que esta vuelta sea más llevadera, ahora tengo ese aroma que me transporta a aquellos lugares a los que he escapado este último año. Naranja amarga, hoja de violeta, albahaca, neroli, trébol, musgo de roble, almizcle... alguien se atreve a decir el nombre sólo con esas pistas? Reconoced que el detalle del trébol es bastante curioso.

Cuando leí la historia del perfume vacacional de Macarena y David (aquí), me pareció una idea genial, preciosa, pero a la vez totalmente imprevisible. Tenía claro que no podía empezar a buscar un perfume para asignarle el título estival, la cosa tenía que surgir de una manera mucho más espontánea. Y así ha sido. Porque desde que escribí el post de Macarena y David, aunque he solido comentar la historia con mis amigas, no tenía en mente encontrar el mío propio, y menos aún en el momento de irme de vacaciones.

Todo empezó en junio del año pasado, en Madrid y con un calor infernal. Me había llevado mis muestras para pasar aquellos días pero cuando al visitar la Perfumería Nadia vi que había traído los perfumes de Atelier Cologne, no me pude resistir a llevarme alguno a casa en el formato de 30ml. Después de probarlos todos y meditar, me decanté por Trèfle Pur, el más verde de la colección. Objetivamente no me gusta más que otras fragancias de esa casa, pero no sé por qué aquel día me decanté por él.


Volví de Madrid y un mes más tarde me fui a hacer las américas. Aterricé en Eureka, un pequeño pueblo del estado de Illinois, en la mejor casa y la mejor familia que me pudo tocar y con un sólo perfume en el neceser. Yo, que normalmente no aguanto más de tres días seguidos sin cambiar de frasco de cabecera, con los mismos 30ml que compré en Madrid. Al hacer la maleta no tuve demasiadas dudas, bastante nerviosa estaba ya por el viaje como para perder el tiempo desarrollando un algoritmo del perfume al más puro estilo Dr. Sheldon Cooper. El frasco pequeño era cómodo y suficiente para un mes entero. Por supuesto también llevé muestras con perfumes más densos por si me entraba el antojo, pero nada de mis olores fetiches. Aquel mes de nuevas experiencias merecía nuevos olores que tendrían nuevos recuerdos. Si andaba muy desesperada siempre habría tiempo para comprar alguna fragancia autóctona como souvenir.

Pero no hubo necesidad. Trèfle Pur fue todo lo que necesitaba aquel #aúnmáscalurosoqueMadrid mes. Un olor fresco, limpio, ligero y a la vez persistente, perfecto para conocer el nuevo mundo.

Y desde el verano pasado apenas me había perfumado con él. Hasta ahora que tocaba escapar de la rutina por unos días otra vez. Algo más cerca, a mi oasis particular al que llego en apenas 15 minutos en coche. Suertuda que soy.

La maleta no llegaba ni a la mitad que la vez anterior: camisetas, leggins, sudadera, unos vaqueros, unos cuantos libros y un pintalabios (nunca se sabe cuándo lo necesitarás). En el neceser, todo tipo de cremas hidratantes y el perfume. Una vez más Trèfle Pur. Ese frasco de 30ml al que ya le queda menos que la mitad.

Y mientras leía tranquilamente me venía el olor... cerraba los ojos y ya no sabía si estaba en Navarra o en el porche de Illinois. Pero estuviera donde estuviera, estaba feliz y relajada.

No sé cuál será nuestro siguiente viaje, pero muy sofisticado tendrá que ser para que no lo hagamos juntos, porque puede que esa sea la única carencia de esta fragancia. Hasta entonces le dejaré descansar porque la rutina diaria no es digna de todo lo que este aroma supone. Ya veis, al final yo también tengo mi olor de vacaciones.


Besos!


Con stilettos por Lexington Av.

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El viernes a la tarde llovía a cántaros, hice los recados pertinentes para poder dormir un poco más tranquila el sábado a la mañana y me refugié en mi morada dispuesta a ver algún nuevo capítulo de las series cabeceras (Scandal tenía todas las papeletas). Pero antes de sentarme en el sofá divisé unas muestras de Jul et Mad que tenía en el estante, aunque la verdad que llamar muestra a los preciosos vaporizadores de bolso que me regalaron es quedarse corta, y decidí probar alguna en la piel. Me decanté por Stilettos on Lex, la que a priori menos iba conmigo por su carácter floral-frutal-empolvado.

Jul et Mad es una casa francesa de fragancias lanzada el 2012 que ha tenido un inicio estelar gracias a que una de sus tres fragancias, Terrasse á St-Germain, fue finalista en los premios FiFi en la categoría Indie. La idea es contar una historia de amor basándose en diferente fragancias inspiradas en diferentes ciudades. Las tres primeras paradas son New York (Stilettos on Lex), Paris (Terrasse á St-Germain) y Venecia (Amour de Palazzo). No están mal como inicio del viaje.

Hay ciertos perfumes que por mucho que me gusten o admire, no los llevaría nunca. Son como un cuadro precioso que te encanta pasar media hora mirándolo en un museo pero que nunca pondrías en el salón de tu casa. En mi caso Stilettos on Lex hace honor a su nombre, porque tiene la misma belleza que un par de tacones de 12cm que por mucho que me gusten no iría cómoda con ellos.


La fragancia empieza con una salida frutal e inocente impuesta por la pera y aligerada levemente con toques de limón. Pero no os engañéis, esta pera no tiene nada que ver ni con la icónica Petit Cherie de Annick Goutal ni con la vintage Visa de Robert Piguet. A diferencia de las anteriores ésta tiene la belleza atrayente de una madrastra de cuento de hadas, puede que esa interpretada por Charlize Theron, y con el mismo fondo oculto, mucho más complejo y oscuro. Porque en el momento que estás confiada oliendo los toques frutales acompañados por las inocentes ráfagas de muguet, rosa o hoja de violeta, hacen aparición notas tan sombrías como el iris y tan densas como el heliotropo, dando un giro de 180º a la composición. Lo bueno es que el cambio no desagrada, sólo sorprende. Pero la aventura no termina aquí, cuando otra vez le has cogido el gusto a andar entre tinieblas, todo se vuele suave y dulce por el influjo del almizcle y la vainilla, igual que lo hiciera Disney con los finales de los hermanos Grimm.

Se podría decir que Stilettos on Lex tiene el mismo carácter que siempre nos achacan los hombres: "No quien nos entienda". Y puede que así sea, que la fragancia tenga hasta cierto carácter bipolar.

Pero yo le admiro esa complejidad, esa no linealidad y ese factor sorpresa rompiendo esquemas, porque es igual de arriesgado que salir con tacones de casa sin saber exactamente cómo va acabar tu día. Puede que termines arrepintiéndote por tener los pies destrozados o puedes lucir mejor que nunca. Todo depende de saber llevarlos. Tampoco hace falta la destreza de Sarah J., pero sí algo de habilidad y valentía.

Y carácter, mucho carácter. Porque los stilettos no son para cualquiera.


Besos!

Layering

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¿Qué es layering? Esa palabra que puede sonar extraña es uno de los juegos más divertidos a los que se puede jugar en el mundo del perfume. "Layer" significa "capa" en inglés, por lo que layering sería algo así como poner una capa encima de otra. Hablando sobre perfumes, quiere decir utilizar diferentes fragancias a la vez, ponerse varias capas de olores. En definitiva, crear nuestro propio olor dependiendo del día y del humor con el que nos levantemos. En una palabra: jugar.

Cuando el año pasado conocí a Ramón Monegal me dijo: "Diles a tus lectores que mezclen, que jueguen, que innoven con sus propios perfumes. Igual que cuando cocinamos, que intenten darles su toque personal a las creaciones de los demás." Aunque un poco tarde, aquí estoy Ramón otra vez intentando transmitir todo lo que me enseñaste.

Alguno se sorprenderá, le parecerá que estoy diciendo alguna barbaridad. Pero ¿por qué no mezclar? ¿Acaso en la cocina no innovamos? Yo tenía una amiga que merendaba bocadillo de chorizo con chocolate y oye, estaba buenísimo. Seguro que al primero que se le ocurrió hacer semejante combinación lo tomaron por loco.

Pero aunque la creatividad es totalmente libre, tampoco hay necesidad de querer crear algo inaudito, cada uno lo que le salga. Sólo hay una regla: perfumarse primero con la más intensa de las fragancias y después la más ligera por encima.

El layering es tan divertido e imaginativo que existen marcas comoEtroo Le Labo en las que sus fragancias están diseñadas para mezclarlas entre ellas y crear tu propio olor. Suelen ser aromas menos complejos, más mononotas, que facilitan aún más el hecho de que no metamos la pata a la hora de mezclar. Etro en los últimos años sí que ha sacado perfumes más imaginativos, dejando las clásicas como Patchouli, Musk o Ambra como bases perfectas para acomodar los nuevos lanzamientos. Le Labo en cambio lleva la simplicidad al extremo, dándonos total facilidad para que podamos tener nuestro propio laboratorio de fragancias en casa.


Pero también lo podemos hacer con nuestras propias fragancias. Pongamos que tenemos una amaderada con predominio del cedro que nos encanta, pero a veces nos aburrimos un poco de ella. Un día le podríamos dar un toque fresco con algo cítrico, otro flores blancas, alguna rosa... por no hablar de combinarla con más maderas.

El almizcle sería una de las notas más fáciles de casar gracias a su suave olor. Podría ser igual que una prenda gris que se puede combinar con cualquier olor. En cambio si nos van las emociones fuertes, podríamos experimentar con notas más cañeras como el patchouli o el oud, tan de moda en estos tiempos. Y lo mismo pasa con notas verdes, dulces, especiadas... todo es cuestión de echarle imaginación.

Lo que os quería trasmitir con esta entrada es que no tengáis miedo a experimentar, puede que a veces salgan mezclas algo insoportables, pero seguro que alguna vez creáis algo que no hubierais imaginado. Yo misma he encontrado el más personal de mis olores con el casamiento de dos de mis fragancias. Quién sabe si entre nosotros tenemos al Ferran Adrià de los perfumes.



Besos!

La historia de G

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Sentada en mi sofá con el portátil encima, así suelo acercarme yo a esta ventana.

La foto de cabecera no es porque me quiera parecer a Carrie. Después de 6 temporadas, 2 películas y 300.000 reposiciones, aún estoy meditando si me cae bien o no. Pero me parecía que reflejaba bastante bien cómo me suelo sentir, la soledad que me acompaña cuando lo hago y lo mucho que disfruto de esos momentos sólo para mí que después de darle al botón de "Publicar", también se hacen vuestros.

Así empecé a escribir este blog, para intentar dar a conocer un mundo nuevo que estaba muy al alcance de todos y es una satisfacción enorme cada vez que alguien me escribe o me dice que gracias a mí ha encontrado un universo de olores que le ha fascinado y atrapado. Esa es la maravilla que quería compartir con cada uno de los que se acerca a leer estas líneas. Y en gran parte creo que estoy cumpliendo mi cometido.

Lo que nunca imaginé y aún ahora me cuesta creer, es que el hecho de escribir este blog también me haría vivir momentos mágicos que van más allá del olor de los perfumes. Nunca me acostumbraré a escuchar las alabanzas a lo que hago, a que alguien tenga especial ilusión por conocerme o a que me comparen con la mismísima Madonna (Irene, el honor fue mío). Supongo que será porque todas estas cosas simplemente no entraban en mis planes.

Pero hace un mes más o menos, me pasó una de las cosas más bonitas que me podría pasar, de esas que te emocionan tanto como para que te caiga la lagrimilla. No sé si sabéis que colaboro asiduamente con la radio vasca Euskadi Irratia. Una vez al mes, me dan el placer de poder contar mis historias sobre olores a través de las ondas. Bueno, pues una noche de principios de abril, me llamó mi madre para contarme que una compañera del trabajo le había dicho que durante las vacaciones de Semana Santa había escuchado en Euskadi Irratia un relato en el que hablaban de mí. Era parte de un concurso de relatos que había organizado la radio con el nombre de "Maite dut Irratia" (Amo la radio) en el que los participantes tenían que escribir una historia en la que la radio tuviera especial protagonismo. Su compañera le había comentado a mi madre que le había parecido precioso y mi madre me llamaba para saber si lo podría encontrar.

Me puse nerviosísima. Era una mezcla de ilusión, orgullo y pavor. Alguien escribiendo sobre mí. Después de algunos tejemanejes, mis compañeros del programa en el que participo me mandaron la grabación y me quedé embobada. La palabra "precioso" se quedaba corta para describir todo lo que me pareció.

El relato estaba escrito en primera persona: Es sobre una chica/mujer de unos 40 años que después de mucho intentarlo por fin se ha quedado embarazada. Ha estado en el ambulatorio y le han dicho que el niño tiene una probabilidad del 50% de tener algún problema cromosómico. Le han preguntado si se quiere hacer la amniocentesis, ha dicho que se lo tiene que pensar. Se mete en el coche, pone la radio y se derrumbaba entre lágrimas al son de "Agárrate fuerte a mí María" de Los Secretos. Llega a casa y se pone a cocinar escuchando nuevamente la radio, pero esta vez hay una chica hablando. Una chica joven que habla sobre perfumes, tiene una voz dulce. Se llama Maia y dice que existen perfumes muy especiales, con olor a madera, a nieve... habla con tranquilidad y muchas veces sonríe. La protagonista empieza a imaginarse cómo será... pensando que seguro que lleva unos vaqueros estrechos... una camiseta larga... y aunque en el estudio haga mucho calor, un fular colorido al cuello. ¿Y qué olor tendrá? Seguro que este año todos están bien impregnados con el olor a lluvia. Sonríe pensando que la de la radio sabe mucho sobre perfumes, ¿de dónde le vendrá la afición? Dice que hay diferentes perfumes para a lo largo del día, que a la mañana se puede llevar uno, a la noche otro... y la protagonista decide que a ella también ya le toca cambiar de fragancia, que esa misma tarde va a ir a la perfumería. Se siente mejor. De repente escucha cómo se abre la puerta, ¿Cómo está la mamá? Es su chico. Apaga la radio.

Me quedo en silencio mirando al vacío un rato cada vez que lo escucho, y creerme que lo he hecho muchas veces ya.

Por eso quería dar las gracias a G, la autora de la historia, por hacerme el regalo más bonito que me podrían haber hecho. Por hacerme pensar, que puede que el día de alguien sea un poco más bonito porque me escucha hablar sobre perfumes o porque lee lo que escribo. Porque puede que a alguien le entren ganas de darse el capricho de un nuevo olor o simplemente de sentir el placer de buscarlo. De disfrutar un poco más de nuestra vida cotidiana.

Muchísimas gracias a G, a Irene, a Ana... y a todos los que leéis esto o me escucháis en la radio. Por hacerme sentir tan bien y darme tantas alegrías.


Besos!


P.D.: Aquí os dejo el enlace de la preciosa historia de G en euskera: Irratia lagun.

El olor de los jardines

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Me gusta el verde. Mi tierra es verde y cuando paso cierto tiempo lejos de ella la echo de menos. También me encantan las plantas, cómo no. Si por mi fuera mi casa sería una jungla llena de verde y flores. Sueño con algún día poder tener una casa con un pequeño jardín, o un balcón lo suficientemente grande para asilvestrarlo a mi modo. Me encantaría poder tener mis flores favoritas, mimarlas, verlas crecer... y disfrutar de momentos de tranquilidad en ese lugar idílico. Poder desayunar en él, leer tranquilamente u organizar una cena con amigos en una calurosa noche de verano.

Jardines, ojalá poder coleccionarlos de diferentes tamaños y colores. Los perfumes inspirados en ellos siempre me han parecido algo más mágicos que el resto. Poder olerlos e ir imaginándome poco a poco cómo sería el lugar... qué tonalidades de verde predominarían... si habría rosas cultivadas... o si las flores serían más silvestres... la altura del árbol en cuya sombra me cobijaría... poco a poco y construyendo esos momentos que sueño vivir algún día.

Por suerte en el mercado podemos encontrar jardines para todos los gustos. Algunos de los más famosos son los diseñados por Jean Claude Ellena, ese maestro de la simplicidad, para la casa Hermés. El viaje empezó por el Mediterráneo allá por el 2003 con sus notas de higuera, ciprés, cedro y cítricos. Desde entonces nos a llevado a navegar por el Nilo con la compañía del pomelo, el mango y la flor de loto, y hasta disfrutar de ese único momento de calma después del Monzón que huele a jengibre, pimienta negra, cardamomo y melón. Pero sin duda mi favorita es la última, el jardín de la azotea de la Maison Hermés en el número 24 de la Rue Faubourg Saint-Honore de París, con toques frutales y verdes.



Eau d'Italie nos enseño su Jardín del Poeta hace unos años, el evocador y romántico nombre daba paso a un conjunto de cítricos y albahaca acompañados por suaves maderas como la angélica o el ciprés. Todo muy mediterráneo también. Del mismo modo Ninfeo Mio de Annick Goutal, en un viaje aún más ancestral nos hacía y hace disfrutar de la sombra de una higuera enorme en el mítico jardín de la Hesperides, al cuidado de las ninfas que residen el él. 

A la casa Kilian en cambio siempre le ha gustado jugar un poco más con el lado oscuro y satura el ambiente del mismo calor veraniego que la película de Eastwood en su nueva colección In the Garden of Good & Evil. Tres fragancias con tres nombres de lo más insinuantes: Forbidden Games, Good Girl Gone Bad e In the City of Sin. Los olores, mucho más densos que los inocentes jardines ya mencionados. Frutas maduras, flores sensuales... néctares dulces para pecar con premeditación y alevosía. Mi favorita, sin duda la ciudad del pecado, puede que por su casual coincidencia en notas en uno de mis perfumes fetiches: ciruela, cedro, pimienta, rosa... 



Pero si hay una casa que me conquistó desde la primera vez que escuché su nombre, esa es Jardins D'Écrivains. Su creadora, Anaïs, quiso juntar sus dos grades pasiones, los jardines y la literatura, y yo siento como si alguien me hubiera leído el pensamiento y hubiera creado algo sólo para mí. Jardines y libros, creo que no se me hubiera ocurrido relación más perfecta.

Primero nos presentaron los jardines de algunos de los más emblemáticos escritores en forma de vela. Os hablé de ellos aquí y aquí. Blixen, Zweig, Colette, Hugo, Kipling, Maupassant, Sand, Tolstói, Cassanova... todos tenían sus jardines, sus rincones inspiradores, de donde salieron algunas de las obras más brillantes de la historia. Pensar que se puede viajar a ellos con tan solo encender una mecha... 

Ahora ya se han lanzado con las fragancias, contándonos las historias ya leídas de una manera diferente, con acordes olfativos que las grabarán aún más en nuestra memoria. George, Gigi y La Dame Aux Camélias, tres maneras de vibrar como con la más apasionante de las lecturas. 



George y Gigi comparten una naturaleza unisex, el primero es más intenso y la segunda más floral, pero los dos igual de heróicos y aventureros. Pero La dame aux Camélias es otra historia, otro anhelo. La fragancia dedicada a Marie Duplessis, una cortesana que enamoró a Alejandro Dumas hijo, quién había heredado el don de la escritura de su padre y se contó su  historia de amor en este clásico atemporal que inspiró La Traviata de Verdi y hasta diría que el Moulin Rouge! de Luhrmann. Verbena, cardamomo, azahar, violeta, rosa, camelia, haba tonka, almizcle y enebro, primaveral y sofisticado, no es precisamente un jardín pero podría serlo.

Mientras sigo soñando con mi propio rincón donde inspirarme, al menos tengo la certeza de que seguiré disfrutando de los rincones ajenos que lleguen a mi pituitaria, que pensándolo bien, tampoco está nada mal.


Besos!






Quisiera ser

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Cuando me gusta alguna ropa, no suelo tener demasiados reparos para ponérmela, no soy de las de "me gusta pero no me atrevo". Dentro de saber qué es lo que me sienta bien y qué mal, me atrevo con casi todo.

Pero con los perfumes no es tan fácil. Para llevar una fragancia con comodidad tienes que sentir algo más que el mero hecho de que te guste. La tienes que sentir tuya. Propia. Como si realmente estuviera creada para que tú la lucieras. Y aunque tengo la suerte de haber encontrado varias fragancias hechas para mí, tengo alguna que otra espinita clavada.

En cuanto a gustos perfumísticos se podría decir que estoy bastante encasillada. Hace ya tiempo que me di cuenta que lo mío eran los aromas cítrico-amaderados con algún toque especiado y me da mucha pena cuando encuentro algún perfume que me encanta pero que no puedo llevar. No soy yo, suelen ser otras mujeres. Y yo a veces, me quedo con las ganas de ser todas ellas.

Algunas veces me gustaría ser una auténtica femme fatal, que no se desprende de su boquilla humeante y que se perfuma con Bandit de Robert Piguet. Igual que lo hiciera Lauren Bacall para meterse en los papeles que le dieron la fama y para llevarse a Humphrey Bogart.


Una mujer con carácter, sin miedo a nada y con un olor casi masculino que le da el cuero, el musgo de roble, las notas aldehídicas, la civeta, el gálbano o el vetiver. Oscura, brumosa, pero con un fondo muy justo.

Otras veces me gustaría ser más alocada, vivaz, femenina y dulce. El mismo olor que le puse a esa canción que me encanta llamada Dog days are over de Florence & The Machine en este post de aquí: La Chasse Aux Papillons de L'Artisan Parfumeur. Siempre ha sido un olor que me ha encantado, tan primaveral y tan alegre, desde el primer día que me llegó la muestra a casa y la probé en mi piel. Es una de las eternas aspirantes al tocador, porque estoy convencida que con el uso me habituaría a ella y la haría mía.


Pero reconozco que aún le tengo mucho respeto al nardo, esa gran flor, tan señorial, tan divina ella. Aquí aparece algo más diluida por otras flores blancas como el azahar, que le dan ese punto más inocente. Ojalá algún día yo sea una mujer nardo, de hecho estoy convencida de que lo seré. Igual que Catherine Deneuve con su Carnar Flower, dentro de unos años seré una señora con el mejor de los perfumes.

Aunque si existe una flor femenina por excelencia, esa es la rosa. Pero a mí no me gustaría llevar cualquier rosa. A mí me gustaría perfumarme con una muy especial, delicada, con toques frutales como la pera, que combinara a las mil maravillas con mis inocentes mejillas sonrosadas. Un perfume como Rose d'Ete de Les Parfums de Rosine, una rosa veraniega capaz de endulzar los inviernos más oscuros.


Este es el olor que hay en mi armario, me encanta, me traslada a lugares que nunca he estado pero en los que soy feliz. Pera, rosa, flor de lima, mandarina, mimosa, flor de loto... una combinación que ya me arranca una sonrisa sólo de nombrarla. Con ella estoy en un campo de flores, saltando, jugando... con un vestido veraniego precioso y disfrutando de unas horas de sol interminables. Cómo no voy a querer ser esa mujer.

Pero si hay una mujer que todas queremos ser, es esa francesa despreocupada, con una elegancia innata, que viste a base de básicos y los contrarresta con los complementos más cuidados y relucientes. Esa, que por muy buena cara que tenga parece que no sabe lo que significa la palabra maquillaje, porque su piel es de por sí "perfecta". Esa, que lleva toda la vida utilizando la misma fragancia clásica y fresca, que a ella la envuelve en un halo mágico de nosequé quéseyo.


Cristalle de Chanel, una de las grandes desconocidas de la famosa maison, y sin embargo, a mi gusto, una de las más irrepetibles junto con la icónica Nº5. Limpia, pura y verde, lo que en algunas puede resultar un aroma insulso y simple, a otras las hace relucir de una especial manera. Porque de la misma forma que no cualquiera puede llevar las fragancias más intensas, tampoco son para todas las más minimalistas. Hay que tener ese "ángel" especial que todas queremos. Ojalá ser como Beatriz aquí.

Mujeres, todas diferentes y en todas me reencarnaría en alguna otra vida. O en ésta, que con alguna no he perdido la esperanza. Igual que no lo he perdido con que un día me despierte, y tenga la necesidad de perfumarme con Citizen Queen de Juliette Has a Gun, sin duda mi perfume favorito de todos los que no puedo llevar. Es el que más impotencia me crea. Todas las demás fragancias se asimilan en mayor o menor medida a alguna que tengo en mi tocador, pero Citizen Queen no, es demasiado diferente a todo con lo que me perfumo.


Empolvada y dulce, dos adjetivos con los que no se identifican ninguno de mis aromas. Iris, rosa, cuero, ámbar, láudano, flor inmortal, almizcle, aldehídos... para componer una fragancia irrepetible, única en su especie. Con la que aún no he perdido la esperanza de que algún día me sienta de la misma manera. Pero por ahora, yo no soy la mujer para la que está hecha Citizen Queen. Una pena.


Besos!

Limpieza de cara

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El otro día una noticia nos cogía por sorpresa: La casa francesa Annick Goutal va a cambiar el diseño de todos sus frascos. Bueno, de todos, todos no sé, pero va a retirar del mercado sus característicos frascos femeninos, tan moñoños y pomposos. Con los masculinos no sé qué harán. Parece ser que la casa cree en la necesidad de lanzar unos envases más simples y lineales para adecuarse a los gustos de hoy en día. Teniendo en cuenta que era una de las pocas casas que separaba los frascos por sexos, supongo que aprovecharán para unificarlos en unos diseños unisex, tal y como hacen la mayoría de las casas nicho.

Muchas casas han tenido que hacer la misma limpieza de cara porque sus antiguos frascos no eran del todo atractivos para el público, por ejemplo nombres tan conocidos como Keiko Mecheri o Andy Tauer. En aquellas ocasiones me parece que fue un paso acertado, ya que el tiempo les ha dado la razón y se ha visto que los antiguos diseños eran los que les cortaban las alas para volar más alto. Pero esta vez, sinceramente, no lo entiendo.

Una de las máximas de la perfumería nicho es mostrar claramente que la importancia está en la esencia. Esto suele conllevar a que la mayoría de las marcas optan por unos frascos muy sencillos si los comparamos con los de la perfumería comercial. Sencillos, pero muy bonitos. Casi todos. No quiero dar nombres pero sí que he solido ver alguno que parece sacado del bazar chino. Porque no nos engañemos, por mucho que nos gusten los perfumes, muy muy muy bueno tiene que ser éste para comprarlo si viene en un frasco horroroso.


Es verdad que Annick Goutal tiene, o tenía, unos envases que no dejaban indiferente a nadie. O te encantaban o te horrorizaban. Aunque me consta que muy anti-lacitos tenías que ser para no querer llevarte a casa un frasco así. A nadie le amarga un dulce y a nadie le queda mal un Annick Goutal en el tocador. Además, si tan feo te parecía el frasco, siempre estaba la posibilidad de comprar el diseño masculino. No soy partidaria de diferenciar los frascos por sexos pero en esta ocasión me parecía del todo lógico. Los perfumes muy femeninos, tenían frasco femenino. Los muy masculinos, frasco masculino. Y las fragancias unisex, se podían encontrar en las dos variantes.

Y creo que esa era la seña de Annick Goutal. Igual que lo es por ejemplo el de Penhaligon's. Sin menospreciar sus aromas, me encantan la mayoría, el sello personal estaba en los recipientes. Era lo que los diferenciaba del resto de las casas de perfumes. Si estabas entre dos perfumes frescos con olor a limón, indecisa, seguro que el monísimo frasco de Eau d'Hadrien hacía que se inclinara la balanza.


Por todo esto no entiendo qué les ha pasado por la cabeza para dar este giro a su estética. Ni lo comprendo, ni lo comparto. Y hasta me cabrea un poco. Porque aunque ninguno de mis perfumes de cabecera es de Annick Goutal, no había perdido la esperanza de enamorarme de alguno de ellos y llevarme a casa algo tan decorativo y especial.

Supongo que detrás de todo esto habrá un bajón de ventas, o al menos un intento de captar más adeptos. Pero dudo mucho de que este sea el camino. Y aunque no sirva para nada, dejarme alzar la voz y poner el grito en el cielo: ¡Parad las rotativas! ¡No cambiéis los frascos!

En su lugar, señores y señoras de Annick Goutal (muy especialmente Camille Goutal e Isabelle Doyen) trabajad en creaciones aún más especiales. Seguro que os resulta más productivo.


Besos!

Mi nuevo amor con Serge

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Últimamente me he sentido algo apática para escribir. En exámenes porque se supone que tenía que estudiar y se me hacía imposible centrarme en otra cosa que no fuera producir apuntes sobre algún aburrido tema. Y una vez que los terminé, porque mi mente se relajó tanto que se difuminó y no era capaz de escribir una línea seguida. También es verdad que tengo temporadas en los que ya no sé ni qué contaros, pero siempre llega la inspiración de la manera más insospechada.

Hace ya un tiempo que estoy bastante asentada con mis perfumes. Las novedades las valoro, algunas las admiro, pero muy pocas llegan a tocarme la fibra sensible. Tengo muchas esperanzas puestas en una que oleré en breve pero eso será cantar del siguiente post. Tengo la sensación de que me estoy quedando algo estancada en los perfumes residentes de mi tocador. Esos olores que al sentirlos míos se han convertido más especiales que el resto y de los que he hablado de casi todos menos de los que siento tan míos que no quiero compartir con nadie. Pero está semana ha irrumpido una ráfaga de aire fresco. Una nueva fragancia amaderada con unos ansiados toques de nardo.

La semana pasada tuve el placer de asistir a un curso de formación de Serge Lutens. Y lo de placer no lo digo por quedar bien. Ros, el formador del curso, nos hizo disfrutar de una maravillosa experiencia totalmente innovadora. Después de hacer una introducción sobre la vida de Serge Lutens, su inquietudes y sus varias vertientes artísticas, pasó a presentarnos uno a uno las fragancias que ahora mismo componen la colección. Tenía ganas de redescubrirlas, porque hacía tiempo que no las olía y al tener todas un carácter tan marcado, siempre me ha costado bastante llegar a conocerlas como para poder diferenciarlas unas de las otras.

Ros nos presentó el curso como una experiencia multisensorial. Antes de hablar sobre un perfume, nos hacía ejercitar alguno de los otros cinco sentidos, para oír, saborear, ver o palpar la nueva esencia que después oleríamos. Así, ataviadas con un antifaz que nos impedía la visión en los casos que no había que utilizar la vista, pudimos tocar las medias de seda de Bas de Soie; degustar los dátiles y frutos secos de Arabie; palpar la feminidad amaderada de Féminité du Bois; beber el té especiado de Five o’clock au Gingembre; ver el embrujo del hechizo de Datura Noir; escuchar a la Dietrich cantando 'Bitte Geh Nicht Fort' encarnada en La Fille de Berlin; tener entre manos la piedra pesada en la que crece la lavanda de Gris Clair; y así entre un sinfín de claveles, batidos, terciopelos, cueros y polvos de tocador, llegamos a interiorizar la esencia de los acordes creados por Serge Lutens con la colaboración de Christopher Sheldrake.


Aprendí mucho, no solo ya sobre la composición de cada perfume, sino sobre la persona de Serge Lutens y su manera de ver la vida que tan reflejada se ve en sus creaciones. Disfruté conociendo algunos de los recovecos de su enredosa personalidad y con sus múltiples fuentes de inspiración, cada cual más compleja y enriquecedora.

Al final del día tuvimos el placer de elegir una de las fragancias que habíamos olido para que nos la mandara como regalo a casa. Tuve ciertas dudas con pedir Five o’clock au Gingembre, pero igual que os conté en este post, su tiempo en mi tocador ya pasó y aunque me produjo cierta nostalgia olerla otra vez, como dice Sabina “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. Pensé en la lavanda de Gris Clairy en el almizcle de Clair de Musc, pero al final me lancé a por el cedro de Cedre. Un poco a lo loco, más por corazonada que por decisión meditada.

Antes de despedirnos y emprender el viaje de vuelta a casa (creo que se me ha olvidado mencionar que estábamos en Pamplona), me perfume un poco la mano con Cedre, para ir oliéndola en el trayecto. Me sorprendí a mí misma esbozando una sonrisa cada vez que acercaba la mano a la nariz, en seguida me di cuenta que la elección había sido acertada, que entre Cedre y yo se vislumbraba una bonita historia de amor.
Los días siguientes me vi echándola de menos, a la hora de pensar con qué perfume me quería perfumar, me acordaba de Cedre y cuando llegó me hizo una tremenda ilusión.

Se suponía que era un cedro algo masculino, elegante y varonil, pero nunca he tenido reparos para romper ese tipo de reglas, de hecho me gusta mucho hacerlo y desafiar cualquier ley intuida. Y lo cierto es que en piel Cedre se vuelve en un nardo cálido y amaderado, sensual, con una salida algo dulce dada por cierta nota que podría ser miel. Otro ejemplo más del poco caso que hay que hacer sobre el sexo asignado a las fragancias. Los olores nunca deberían de tener género.


Por lo que aquí estoy, con nuevo amante enfrascado, feliz y con ilusiones renovadas, pensando en todas las experiencias que nos quedar por vivir juntos. 

Besos!

El verano del 2013 olía a...

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Hace ya un tiempo que hice el cambio de estación perfumísticamente hablando. Dejé a un lado las fragancias más intensas y me centré en las frescas y primaverales. No sé por qué hago esta diferenciación sistemática, tampoco es que tengamos un clima que me empuje a ello. Mientras el resto de la península está temblado por ese no-verano apocalíptico anunciado por MeteoFrance, aquí lo asumimos tranquilamente como si fuera parte de nuestra identidad nacional. Es como si fuéramos de la casa de los Stark en 'Juego de Tronos'. El verano nunca suele durar más de dos días seguidos por lo que realmente no sé por qué guardo los perfumes invernales en una caja. Supongo que será porque siempre apetece que aunque sea nuestra fragancia nos recuerde que el largo invierno ya pasó.

Hay un ritual por estas fechas que espero que ni esta pesada crisis consiga estropearla: encontrar un perfume veraniego para la época.

El otro día me contaba una chica que ella durante el invierno varía más de perfume pero que cuando llega el calor, siempre vuelve a Cristalle de Chanel. Me hizo gracia pensar que yo suelo hacer justo lo contrario. Tengo algunos perfumes semi-intensos de cabecera a los que soy fiel, pero a las frescas me amoldo más fácilmente y hasta me gusta cambiar. Me suele gustar pensar que cada verano tiene su propio olor y que luego este se alarga durante el otoño e invierno hasta que se me agota el frasco del todo.

Tampoco es que cada año vaya a por una novedad, muchas veces que gusta repescar perfumes más clásicos que pongo en el punto de mira durante el resto del año. Pero ésta ha sido una temporada bastante fructífera en cuanto a lanzamientos interesantes, por lo que puede que el olor de este verano sea alguno recién salido del horno.

Una de las opciones podría ser Annick Goutal, que lanzó hace un par de meses su colección de Les Colognes, tres aguas frescas en formato de 200ml para poder perfumarse sin moderación. Neroli, Vetiver y una versión aún más fresca de Eau d'Hadrien. Las fragancias no tienen gran misterio, son naturales y bastante fáciles de llevar. Quizás exceptuando el Vetiver, que al ser tan natural a mí se me hace demasiado terrenal en su salida. El Neroli es un azahar fresco y alegre muy apetecible, y poco queda por contar de Eau d'Hadrien. Aunque es una versión aligerada puede que prescindible (las versiones Eau de Parfum y Eau de Toilette ya tenían un publico bastante amplio), sigue siendo uno de los aromas a limón más limpios del mercado.

La apuesta de Diptyque ha sido una agua floral llamada Eau Moheli, inspirada en la isla ubicada en el océano  Índico que le da nombre. En cuanto lo olí me encantó, me entro un aire nostálgico y volví a algún otro verano del pasado. Me vi estudiando para los exámenes de septiembre, en una de las bibliotecas más incómodas que he pisado nunca, con dos de mis amigas más salseras, analizando cada chico medianamente guapo que aparecía por allí... y de repente me vino: Chance Eau Fraiche de Chanel. Uno de mis olores de los veintipocos. Un flechazo que terminé comprando, que disfruté muchísimo y que recuerdo con un cariño tremendo. Si conocéis la fragancia de Chanel, os diré que Eau Moheli tiene la misma frescura ingenua. Además es una de esas veces en la que las notas olfativas le dan la razón a mi nariz a la hora de encontrar parecidos razonables. Flores y maderas aderezadas potentemente con una divertida pimienta rosa. Sin duda una fragancia que ya siento mía, aunque no sé hasta qué punto sería confortable sentirme como a los veinte cuando aún no he asimilado la cercanía de los treinta.

Pero no todo va ser fácil y sencillo, también hay que crear perfumes para los más valientes, para los que se atrever a romper cualquier tipo de regla. Nuestra añorada Mona di Orio era de esas (aquí), de las que creaba libremente, como se supone que un artista lo debe hacer. Su estilo era más bien intenso, crudo, y sus fragancias siempre se distinguieron por la necesidad de saber llevarlas con la cabeza bien erguida. Por eso me intrigó tanto cuando leí que el siguiente lanzamiento de la casa iba a ser una fragancia cítrica y fresca. Eau Absolue ha salido aún bajo la firma de Mona di Orio, supongo que la habrán acabado partiendo de algo que Mona ya dejó más que sobrehilado. Lo digo con esta seguridad porque Eau Absolue es muy Mona. Es verdad que es una fragancia cítrica, pero de ahí a que sea ligera hay un abismo más que palpable. En mi piel empieza fuerte con el vetiver y el laurel, muy cañero, muy indie. En cuanto lo olí se me dibujó una sonrisa en la boca y pensé "bien Mona, no esperaba menos de ti". En unos 5 minutos se suaviza, se dulcifica en una manera muy amarga, mostrando su verdadero carácter. Geranio, bergamota, clementina, ládano... van apareciendo conformando un olor cítrico pero cálido, huele como la piel perfumada calentada por el sol a última hora de la tarde. Es justo eso. Eau Absolue no es un vibrante rayo de sol mañanero, es un pausado suspiro final anaranjado.

Y mientras escribía estas líneas, ha vuelto el invierno. Me he olvidado de los Calvin Klein Summers, Chance Eau Fraiches, L'Eau de L'Artisans, Jannates, Eau de New Yorkes... y me he acordado de ese julio de hace un par de años en el que no me quité las botas de agua de encima y en el que sólo me apetecía perfumarme con Five o'clock au Gingembre (aquí), que era como esa bufanda que te daba vergüenza ponerte.

En fin, welcome to Winterfell.

Aquella dulce tarde

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Por fin llegó el verano.

Hasta en el norte, llevamos días con sol y calor, y las previsiones auguran más de lo mismo. En mi caso me he tomado unas merecidas vacaciones en las que mi mayor preocupación es qué libro voy a leer y en qué factor de protección voy a embadurnarme. Por ahora sigo leyendo 'Nosotros, los ahogados' de Carsten Jensen (que me está costando lo suyo pero no deja de ser una auténtica maravilla) y ni la +50 ha evitado que me queme.

Al final me llegó un regalo inesperado que sin duda será el olor de este verano que tan bien pinta. Un clásico fresco y atemporal como es Eau d'Hadrien de Annick Goutal, esa fragancia que se hallaba eternamente en mi lista de futuras compras pero que siempre pasaba a un segundo plano cada vez que aparecía algún nuevo flechazo. Este limón tan refrescante, tan limpio, nunca terminaba de llegar a mis manos, hasta que por fin ha sido uno de los regalos que más ilusión me ha hecho en mucho tiempo y la incógnita del post anterior se ha visto resuelta.

Ahora me perfumo sin mesura y me paseo feliz, aunque tengo una espinita clavada que mi parte racional no termina de entender.

Hace unos cuantos años me fui a pasar unos días al pueblo de mi padre en el norte de Navarra. Por aquel entonces creo que apenas sabía nada de los perfumes nicho y creía que los perfumes de las marcas conocidas era a lo mejor que una amante de los aromas podía aspirar. Para pasar aquellos días de paz y relajación me llevé un kit de muestras variadas, con todo tipo de olores para poder sobrellevar cualquier antojo olfativo que se me produjera. La historia no tendría ningún tipo de valor si no fuera porque desde entonces tengo uno de aquellos días grabado en mi mente.

Realmente sólo recuerdo que hizo mucho calor, que me duché a última hora de la tarde y que me fui con mi padre al pueblo vecino a hacer la compra en un pequeño supermercado. Como bien he dicho, nada de esto sería digno de mención si no fuera porque también recuerdo la muestra que utilicé para perfumarme. Una vez salida de la ducha, decidí deliberadamente dejar mi pelo empapado y evité cuidadosamente secar todas las gotas que corrían por mi cuerpo. Todos los intentos por prolongar aquel frescor eran imprescindibles. Lo lógico hubiera sido que para perfumarme eligiera la más ligera y cítrica de mi colección de muestras. Sin embargo mis antojos dieron un giro inesperado y terminé perfumándome con Innocent de Thierry Mugler. Si nunca habéis tenido el placer de probarlo, es uno de esos comerciales más desconocidos, os diré que es una dulce mezcla de praliné, bayas rojas, mandarina, bergamota, grosella negra, almendra y almizcle. Totalmente incongruente con la situación, lo sé. Sin embargo, fue una de las pocas veces que me he sentido realmente a gusto perfumada con una fragancia que no fuera mía, a la que no estuviera acostumbrada.

Desde entonces, cada vez que llega el verano y cada vez que me ducho a última hora, me acuerdo de aquel caluroso atardecer y me apena no sentir lo mismo que sentí aquella vez. En realidad no echo de menos la fragancia, tengo demasiado claro que no es un olor que vaya conmigo, es algo más complicado de explicar. Puede que añore aquellos veranos en los que la única preocupación era a fiestas de qué pueblo iríamos cada fin de semana. O puede que sea la ilusión con la que empezaba a conocer aquel mundo que tan olido se me hace ahora. La verdad es que no lo sé.

Pero he decidido que hoy cuando después de cenar salga a tomar el último café con hielos a una aireada terraza, me perfumaré con alguna muestra de mi cofre del tesoro. Y puede, que si la encuentro, la muestra afortunada sea Tardes de Carner Barcelona. Una fragancia dulce con heliotropo, haba tonka y almendra, que la primera vez que olí también me hizo acordar aquella tarde de Innocent.

Sea como sea, Eau d'Hadrien tendrá que esperar a mañana por la mañana.

Besos!

Sigo oliendo...

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Sigo de vacaciones y sigo oliendo a mar, a olas, a arena y al mimbre de mi capazo. A los adoquines del puerto y a los amaneceres que llegan sin uno darse cuenta. Al cloro de la piscina, a crema solar, a after sun y a pelo que se seca al aire después de una ducha a última hora del día. A las flores que planté en mi ventana y a la tierra que tengo que regar. A las tormentas de verano, tan escandalosas este año. A libros nuevos y viejos, a los árboles en cuya sombra me cobijo para disfrutar de su lectura. Al capricho en forma de bolso que me di a principios de verano y que con tanto orgullo paseo ahora. A los jabones de Olivia y otras maravillas a las que no me puede resistir en su tienda online, sobre todo a la loción de Barr-Co con la que es un auténtico placer hidratarse. Al perfume personalizado que me hice (tendréis noticias) y a alguna que otra muestra que me ha llegado en la época estival (también las conoceréis). A las rosas del tónico de By Terry del que no puedo prescindir ya. A la nueva camiseta de la Champions de mi Real, porque sí, este año somos Champions League. A unos garbanzos con langostinos, a tomate con mozzarela di bufala, a los pimientos de la huerta de mi padre y delicatessens varias.

Sigo oliendo a risa, amigos y familia.

Pronto estaré de vuelta, que los días ya no son tan largos.

Besos!

El universo olfativo de mademoiselle Chanel

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Es curioso que uno de los perfumes comerciales más famosos (por no decir el más), sea a su vez olfativamente hablando uno de los más nicho. Con esto, me quiero referir a que es uno de los más difíciles de entender y uno de los pocos que hay que valorar simplemente como se valora una obra de arte, admirándolo. Por supuesto estoy hablando del mítico Nº5, ése que lleva su nombre sólo porque mademoiselle Chanel se decantó por la quinta muestra y fue presentada el quinto día del quinto mes de 1921.

Coco Chanel le había pedido al perfumista Ernest Beaux que creara un perfume que oliera a mujer. Hasta entonces las fragancias olían a rosa o a muguet, pero ella quería algo más indescriptible, más transgresor. Un olor que a cada mujer le hiciera sentir especial porque no olía igual que el resto. Seguramente fue el secreto mejor guardado de muchas mujeres hasta que en 1954 Marilyn hizo la famosa confesión y boom, el perfume se convirtió en mito.


Pero este post no era para hablaros del Nº5, aunque ya que estamos os pediría que la volváis a probar, en vuestra piel, y que esta vez no la olfateéis como si fuera el perfume de una señora que quiere aparentar más, sino que la admiréis como aquella fragancia revolucionaria que fue y que sigue siendo.

Realmente, este post era para hablaros del universo olfativo que empezó a crear Coco Chanel con Ernest Beaux, que han seguido completando Jacques Polge y Christopher Sheldrake y que desde ahora seguirá haciendo Olivier Polge, que coge el relevo de su padre como perfumista de la maison francesa: la colección Les Exclusifs de Chanel.

Tengo que empezar confesando que nunca les he querido hacer demasiado caso a las colecciones exclusivas de las grandes marcas, siempre me han parecido una manera algo a trompicones de querer competir con la perfumería nicho. Una manera de querer seguir vendiendo lujo cuando su colección ordinaria se ha visto desprestigiada por múltiples versiones de la misma fragancia y demasiada publicidad para que no afecte a la calidad del producto. Sólo dos casas despertaban mi curiosidad, las dos que más siguen cuidando cada nuevo lanzamiento: Hermès y Chanel. La primera porque le deja hacer más o menos lo que quiere al gran Jean Claude Ellena y la segunda porque ha sabido mantener ese elegante legado de mademoiselle Coco. Y si bien la de Hermès aún la tengo pendiente, una vez conocida y estudiada la de Chanel, tengo que decir que es una auténtica maravilla.


En la colección Les Exclusifs todo tiene un por qué, nada está puesto al azar. Cada nombre y cada nota utilizada para crear cada olor, significaba algo para Coco. Son fragancias que no están hechas para agradar a masas sino que son olores muy especiales que fueron fruto de la visión que Gabrielle Chanel tenía sobre su propio universo. Un universo, que por ahora se ve plasmado en catorce magníficas creaciones:

Gardenia: La camelia era la flor preferida de Coco, flor que hoy en día sigue siendo un icono de la marca. Pero las camelias no huelen y Beaux le hizo una fragancia a la flor olorosa más parecida a la camelia. Una gardenia limpia y ligera, acompañada del nardo, el azahar y el jazmín.

Bel Respiro: La fragancia inspirada en el refugio de fin de semana que tenía Coco a la afueras de París. Allí se evadía del ajetreo diario, de los ruidos parisinos y recibía a sus más queridas amistades. Notas verdes y florales con un toque a cuero evocan aquel querido lugar.

Eau de Cologne: Primeramente introducida en el mercado en 1924, Jaques Polge reeditó esta fragancia atemporal. Un Eau de Cologne con notas de bergamota, neroli, limón y petit grain, un clásico que nunca se siente fuera de lugar.

Beige: El color favorito de mademoiselle Chanel convertido en perfume de la mano de Polge. Notas dulces y florales como la miel, la plumeria o la fresia, para crear un acorde cálido y sensual.

Jersey: El nombre de la fábrica que más utilizaba para producir sus creaciones. El olor de la libertad conseguida con la lavanda, la vainilla y el almizcle.

1932: El año en el que se presentó la primera colección de joyas de la maison e igual que aquella, ésta también es chispeante como una constelación de diamantes. Jazmín, notas aldehídicas, lilas, raíz de Florencia, almizcle... el perfume que ha visto la luz este mismo año.

Nº22: Esta composición basada en flores blancas (neroli, iris, vainilla, jazmín, azahar...) fue una de las muestras que Ernest Beaux le presentó a Coco Chanel cuando quería lanzar aquel perfume con olor a mujer. Al final se decantó por el Nº5 pero el Nº22 terminó viendo la luz un año más tarde, en 1922.

28 La Pausa: Inspirada en la casa de campo que Coco tenía en la costa azul. Allí pasaba los veranos entre olores de raíz de Florencia, rosa y cuero.

La villa de La Pausa

Cuir de Russie: Rompedora también en el aspecto olfativo, el cuero era una nota exclusiva para los hombres hasta que ella lo quiso feminizar. Cuero, abedul, ylang-ylang, jazmín, rosa... fue el resultado de esta petición a monsieur Beaux.

Coromandel: Cuidaba con mimo hasta el último detalle de la decoración de sus espacios y sentía auténtica pasión por los biombos lacados chinos. En ellos se inspiró Polge para esta balsámica-oriental creación con notas de patchouli, benjuí, incienso, chocolate blanco y notas amaderadas.

Sycomore: Fragancia amaderada, noble, elegante y poderosa. Creada por el dúo Polge-Sheldrake con un acorde de vetiver, sándalo, tabaco, aldehídos, violeta, ciprés, enebro y especias. Un viaje al más verde bosque.

Bois des Iles: Aroma exótico que invita a viajes lejanos creado por Beaux en 1926. Una compleja pirámide olfativa con notas predominantes de sándalo, aldehídos, ámbar, iris, ylang-ylang, benjuí, haba tonka, melocotón y raíz de Florencia.

31 Rue Cambon: La dirección del mítico primer taller de Chanel, el epicentro de su revolucionario universo. Iris, patchouli y bergamota para crear un perfume chipre digno del nombre que lleva.

Nº18: El número de la boutique de la plaza Vendôme. Ubicación de las mejores joyerías de la ciudad y por el que reinaba Coco cuando pasaba cada día para ir de su suite en el hotel Ritz al taller de la rue Cambon, hasta que al final le hicieron un pasadizo para que no tuviera que pisar la calle. Ambrette, notas frutales e iris, para otra brillante fragancia-joya.


No estaría nada mal poder hace como en 'Midnight in Paris', aparecer en los años 20 de la ciudad de la luz y pasear por la rue Cambon o la plaza Vendôme. Sentir la frescura de Bel Respiro y la brisa marina de La Pausa. Escuchar las peticiones que mademoiselle Chanel hacía a monsieur Beaux y poder probar todos los demás números que quedaron descartados. Sería un bonito sueño.

Pero lo cierto es que si cierras los ojos y hueles, casi-casi llegas a estar allí, en aquel magnifico universo creado por aquella magnífica mujer.



Besos!

¿Por qué nicho?

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Les Senteurs en Londres

Un comentario de la entrada anterior consiguió que durante unos días me quedara pensando sobre por qué soy tan drástica con la mayoría de los perfumes comerciales. ¿Por qué me centro tanto en los perfumes nicho? Intenté contestarle en otro comentario, pero me di cuenta que me faltaba espacio, que los argumentos sobre el tema daban para un texto más largo. Y aquí estoy. No queriendo justificarme, sino queriendo dar a entender por qué mi puerta está casi cerrada a los perfumes comerciales.

Si me lo permitís, creo que la historia hay que contarla desde el principio. Algunos ya yo conoceréis por lo que intentaré no alargarme demasiado. 

Mi afición por los perfumes creo que se dio por casualidad, o puede que tarde o temprano hubiera llegado de una manera u otra. Yo era mujer de un solo perfume, uno común y corriente, diría que el más visto en todas las casas. Hasta que una amiga me hizo plantearme si ese era el olor que quería proyectar, el mismo que utilizaba mi prima, su hermana, el padre de un amigo... el mismo que como bien he dicho, estaba en todas las casas. Por supuesto decidí que no, que yo quería tener mi olor más o menos personal. Si bien no iba a ser la única en el mundo en oler así, al menos quería algo de exclusividad en mi entorno cercano. 

Como no tenía ni idea acudí al sitio donde se acude en esos casos, internet, y encontré un foro maravilloso sobre perfumes donde escribían chicas que sabían un montón sobre el tema. Allí empecé a preguntar, a probar todo lo que me recomendaban y a aprender la base de todo lo que hablo ahora. Fue allí también donde empecé a leer que había ciertas marcas de perfumes desconocidas, llamadas nicho, en las que primaba la calidad y se vendían en unas tiendas muy especializadas donde igual que la propia casa de perfumes, creían que otro tipo de perfumería era posible. Este fue el principio de mi personal búsqueda del tesoro.

Como quien no quiere la cosa nombres como Frederic Malle o Miller et Bertaux se me hicieron más y más familiares, igual que sus respectivas fragancias, mucho más evocadores de lo que nunca hubiera pensado. Olían a flor, a cítricos, a vainilla... pero también a árbol mojado, a ventana abierta, a brisa marina, a piel al sol, al desván de la casa de mi abuela... y cuanto más olía, mucho más quería oler, conocer sus historias, descubrir las pirámides olfativas... me metí en un bucle interminable del que aún no he salido.

Y vuelvo a formularme la pregunta: ¿Por qué nicho?

Porque simplemente son olores que me hacer sentir y vivir. Hacen que mi entorno sea un poco más bonito y consiguen que yo misma me sienta especial y única cuando me perfumo.

En segundo plano quedan todas las demás razones, que aunque importantes, carecerían de sentido sin el párrafo anterior. Podría hablaros del trabajo del perfumista, de cómo muchas veces es su propio jefe y puede crear sin las restricciones impuestas por las grandes marcas. Podría contaros que al mimar más el producto, utilizan esencias de mucha más calidad y esto sin duda se nota en el resultado. Podría chivaros que las grandes marcas comerciales gastan el 97% del presupuesto en publicidad, en pagar a la guapa o al guapo de turno y en alquilar las marquesinas de nuestras ciudades, entre otras muchas cosas, por lo que sólo les queda un 3% para toda la producción. Incluso podría recalcaros que de ese 3% se destina una mayor parte al frasco que a la esencia en sí.

Pero como bien he dicho todo esto no valdría para nada si a la hora de comprar un perfume nicho no sintiera que estoy comprando algo único. Algo, en el que alguien ha invertido muchas horas de trabajo. Algo, que se ideó para que alguien como yo se sintiera completado al perfumarse.

Por supuesto que en la perfumería comercial hay grandes maravillas, aunque entre tanta reformulación, tanta descatalogación y tanta necesidad de sacar nuevos perfumes al mercado como si fueran churros, a mí al menos me han quitado toda la ilusión. Se han olvidado de la figura del perfumista, el realmente importante en todo esto y lanzan perfumes como si fueran libros sin autor. Además, por muy bueno que sea el perfume y por mucho que me gustara, siempre tendría la incómoda sensación de que mi olor, ese olor que con tanto entusiasmo he buscado, es el mismo olor que puede estar en cualquier casa y que seguramente sea una fragancia plana, sin una preciosa historia detrás. Y sin historias preciosas, este blog no existiría.

Por lo que una vez más os animo a buscar, a ilusionaros, a no conformaros con lo que aparezca en la marquesina y a encontrar esos olores que os hagan sentir especial, tan originales como la oveja negra del rebaño.

Y tampoco creáis que la búsqueda será un camino de olorosas rosas. Como en todos los lados no todo lo nicho reluce, pero al menos seguro que hasta las espinas tienen historias que contar.


Besos!

Buscando calidez

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Tengo la sensación de que el verano se ha ido de repente. Como si fuera un truco de magia, ahora estoy, ahora no estoy.

No han empezado a caerse aún las hojas y eso engaña. Pero el viento no sopla igual y en cuanto se apagan un poco los rayos de sol, piensas en que ya es hora de hacer el cambio de armario porque por mucha chaquetilla veraniega que te pongas no puedes negar la realidad: tienes frío. Se acabó el dormir con la ventana abierta y el salir a hacer recados con unas simples chanclas, habrá que esperar al año que viene para disfrutar de esos pequeños placeres.

Aunque lo cierto es que a mí el otoño me gusta mucho con todos sus colores y olores. En cuanto se me pasa el disgusto de tener que aparcar los vestidos veraniegos, empiezo a disfrutar de los cálidos abrigos y de las bufandas al cuello. Pocos momentos me gustan más que el de acercarme a ver el mar una fría tarde con viento del norte. No hay mejor analgésico para el dolor de cabeza.

En cuando a los perfumes... qué decir... la temporada otoño-invierno es la ideal para cualquier amante de los olores. Con el calor también se disfruta pero es cuando llega el fresco cuando nos atrevemos con toda la amalgama de olores. Vuelven las maderas, las especias, los aromas dulzones... todo aquello que hemos dejado aparcado durante meses porque lo único que nos apetecía era perfumarnos con fragancias cítricas y ligeras. Por eso me gustan tanto septiembre y octubre. Mi tocador se vuelve a llenar otra vez de frascos, que han estado olvidados y si bien en verano perfumarse suele ser algo más rutinario, en invierno ansío mucho más perfumarme cada día con el acompañante perfecto.

También suele ser la época en la que cierro mis ventanas y me pongo bajo la manta para pasar las tardes leyendo acurrucada en el sofá. Por lo que también suele ser la época en la que me compro alguna que otra cálida vela que ambiente ya no sólo mi habitación, sino también todas las lecturas de la temporada.


El otro día, cuando ya empecé a fijarme en los frascos que sobrevivieron al invierno pasado, me di cuenta que iba a echar de menos a Five o'clock au Gingembre (aquí). Era mi fragancia cálida de todos los días, la que podía envolverme y arroparme con un extra de calidez. Las demás fragancias invernales que tengo son algo más agresivas, lo cual me encanta también, pero Five o'clock era perfecta para los días más intimistas. Estaréis pensando que si tanto la echo de menos a ver por qué no la vuelvo a comprar y problema resuelto, pero ojalá fuera tan fácil. Tal y como contaba en el post de despedida que le dediqué, siento que ya no es mi olor, que era el olor de un yo pasado que ya no volverá. Qué profunda me pongo a veces.

Pero a lo que iba, que me puse a pensar que ojalá encontrara un perfume que me hiciera sentir las mismas sensaciones que Five o'clock y salió a relucir otro de mis grandes dilemas personales: aunque parezca mentira no me gusta tener muchos frascos por lo que no me apetecía comprar un perfume más. Pero una cosa es comprar y otra muy distinta que alguien, sin ni siquiera saberlo, te haga el regalo que necesitabas.

Creo que alguna vez os he hablado de los Jabones de Olivia, bueno y de sus velas, pero igual aún no os había dicho que me he vuelto totalmente adicta a su tienda online. En ella, aparte de los ya mencionados maravillosos jabones y las divinas velas, podemos encontrar todo tipo de productos de cosmética y Bonitismos varios. Y claro, una empieza a comprar, empieza a probar y llega un punto que no quiere otra cosa. Todos sus productos están seleccionados con mimo y cuando haces la compra sabes que aunque en mayor o menor medida, terminarás disfrutando de todo lo que compres. Por poneros algunos ejemplos, algunas veces disfrutas lavándote el pelo con el champú de Davines, otras veces disfrutas mucho con la crema de manos de Lollia y a veces hasta te enamoras de la loción corporal de Barr-Co. Porque yo, como fetichista de las lociones hidratantes, os digo que nunca he probado nada como el de Barr-Co.


Me atrapó su precioso diseño, si os soy sincera poco me importaba lo que había dentro. Pero resultó que me dejaba el cuerpo sedosamente hidratado y con un olor que daba pena separar la nariz de la piel. Leche, avena, vainilla y vetiver, una mezcla tan simple como sugerente, dulce y limpia.

El colofón final fue cuando en mi siguiente pedido a Olivia, Paula, que es Olivia en versión 1.0, me mandó de regalo nada más y nada menos que el perfume de Barr-Co, con el mismo olor que la hidratante. Y así, sin saber nada de mis dilemas otoñales consiguió que a mi tocador llegará un nuevo habitante que me hace sentir las mismas sensaciones que Five o'clock. Un perfume tan suave como un jersey de cachemir, de esos que se disfrutan en las distancias cortas y que no tienen necesidad de dejar una gran estela para demostrar lo que valen.

Muchísimas gracias Paula.


Besos!!

Hedonist

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Si todos estos años entre perfumes me han enseñado algo, es a valorar los perfumes como si fueran obras de arte, pensando en qué habrá pasado por la cabeza del perfumista para hacer tal creación o cuántas horas de trabajo habrá necesitado para estar satisfecho del resultado. Créanme que es mucho más gratificante que ir descartando perfumes sin apenas olerlos sólo porque no te los pondrías. Y mucho más justo.

Si nos ponemos a pensar, es exactamente igual que cuando vas a un museo: puedes quedarte embobada admirando un Pollock, pero igual nunca se te ocurriría colgarlo en el salón de tu casa. O como cuando vas al cine y ves una obra maestra, pero eres consciente de que luego la película que verás cada domingo será alguna mucho más mediocre que a ti tanto te reconforta.

Con los perfumes es exactamente igual. Y ahora mismo me está entrando la duda de si ya os habré soltado esta parrafada alguna que otra vez. Pero la ocasión lo merece.

Porque la fragancia de la que os voy hablar hoy me parece una auténtica obra de arte y como estaréis pensando, no, no es para mí, pero ya tengo en mente a más de una persona que disfrutaría de lo lindo si le regalara la muestra que tengo ahora entre las manos.

A decir verdad he tardado bastante en escribir este post, tenía miedo que al no ser un perfume de mi estilo, no pudiera transmitir hasta qué punto me parece una maravilla.

Todo empezó allá por junio... creo... cuando la perfumista Viktoria Minya me escribió un email diciendo que había descubierto mi blog, que le había gustado mucho y me preguntaba si estaría interesada en probar su perfume Hedonist. Yo por aquel entonces aún no había oído hablar de ella pero sólo el hecho de que una perfumista afincada en Paris (o en cualquier otro punto del mundo) me escribiera para eso, era un regalo con el que nunca habría soñado.


Por supuesto le dije que sería un placer y en seguida empecé a investigar sobre con qué me iba a encontrar cuando llegara. Algunas críticas citaban cosas como "Preciosa fragancia, absolutamente mágica, una historia de amor real!", otras como "Esencia única, dulce, misteriosa y sensual.",  "Qué perfume tan delicioso... es toda una experiencia!" o "Está lleno de emociones, totalmente cautivador" y así hasta el infinito y más allá. Algunas entusiastas otras muy entusiastas, pero ni una sola palabra negativa.

Entre tanta flor anclada en mi mente llegó la muestra y aunque tuviera unas expectativas altísimas, me pasó lo mismo que cuando en Chicago me encontré frente a frente con un Pollock, no pude hacer otra cosa que abrir la boca y admirarlo.

Hedolist es floral, frutal, licorosa y dulce, puede que todo lo que me empalaga de un perfume, pero está hilada tan finamente, sus materias son tan exquisitas, que no puedes hacer otra cosa que rendirte y hacer una reverencia. Ron, melocotón, vainilla, azahar, osmanthus, jazmín, vetiver, tabaco, cedro y un poco de anecdótica bergamota. Lo más fácil hubiera sido que resultara algo vulgar, excesivo... pero Minya lo convierte en algo totalmente sugerente y envidiable, un no se qué qué se yo que haría girar cabezas al pasar.

Desde junio la he olido varias veces, me la pongo en una mano y sonrío, porque estoy segura que Viktoria tiene que estar muy orgullosa del trabajo realizado y de que todas las horas metidas habrán merecido la pena. Porque seguramente ha conseguido enfrascar aquello que siempre habría tenido en mente.


Besos!


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